La diabetes es una condición que requiere atención diaria. No basta con tomar medicamentos o medir la glucosa de vez en cuando: un mal control puede traer complicaciones serias que afectan tu calidad de vida.
En este artículo te explicamos de forma clara qué puede ocurrir si la diabetes no se controla y por qué es tan importante mantener un seguimiento constante.
Cuando los niveles de glucosa permanecen altos en la sangre durante mucho tiempo, los órganos y vasos sanguíneos sufren daños. Esto no ocurre de un día para otro, pero los efectos a largo plazo pueden ser graves y en muchos casos irreversibles.
Mayor riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
Hipertensión y colesterol alto que complican el cuadro.
La glucosa elevada daña los riñones poco a poco.
Puede llegar a ser necesaria la diálisis o un trasplante.
La diabetes es una de las principales causas de ceguera en adultos.
Puede provocar visión borrosa, cataratas o glaucoma.
Dolor, hormigueo o pérdida de sensibilidad, sobre todo en pies y manos.
Aumenta el riesgo de úlceras e infecciones difíciles de curar.
Cortadas que no cicatrizan y pueden terminar en infecciones graves.
En casos extremos, se requiere amputación.
Mayor probabilidad de infecciones en la piel y enfermedades periodontales.
Más allá de las complicaciones médicas, un mal control de la diabetes puede traer:
Cansancio constante.
Dificultad para concentrarse.
Cambios de humor por los desajustes en la glucosa.
Hospitalizaciones frecuentes.
Llevar una alimentación balanceada con control de carbohidratos.
Realizar actividad física regular.
Tomar la medicación indicada por el médico.
Monitorear la glucosa de forma constante.
Acudir a chequeos médicos periódicos.
No controlar la diabetes puede traer consecuencias serias, pero con hábitos adecuados y seguimiento médico es posible llevar una vida plena y saludable. La clave está en la prevención y el compromiso diario.